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“Caminamos hacia la más tenebrosa ceguera moral” San Juan Pablo II

28 de octubre de 2015
“Caminamos hacia la más tenebrosa ceguera moral” San Juan Pablo II

Durante los días 6, 7, 8 y 9 de octubre de 2015, asistimos en Bogotá al primer Congreso Estratégico hacia una cultura de la vida y la familia en Colombia, organizado por…

A Colombia se identificó, en su camino hacia un falso progresismo socio-cultural y el seguimiento legislativo para detectar la enorme influencia internacional que se ejerce para favorecer políticas pro-aborto y en contra de la familia.

Se avanzó, tras un reconocimiento de la cultura actual, mirando los testimonios de hombres y mujeres que abanderan, en los diferentes países, campañas a favor de la vida y la familia. Se propusieron estrategias para profesionalizar el trabajo, el costo y el cómo hacerlo más efectivo, y después cómo comunicarlo. Así mismo, la inminente urgencia de realizarlo, haciéndonos conscientes del terreno que hemos ido perdiendo por “W”, como lo decía el peruano Carlos Polo.

Se reconoció la urgencia de hacer presencia en la política y la necesaria sinergia entre Iglesia y sociedad civil. En conclusión, saber que aunque se ha perdido terreno, aún así, es tiempo de levantar la cabeza. La unión hace la fuerza y hay que propender por un trabajo en equipo. Y lo más valioso, una firme convicción que nace de las entrañas de todos los participantes, “sí se puede”. Paralelamente este Congreso coincidía con la campaña “40 días por la vida” y en la cual, todos los asistentes, hicimos presencia, solidarizándonos con ella.

Este encuentro, lo vivimos en unos días en los que aún estaba vivo, en nuestra mente, el escándalo que conmocionó a EEUU, en el que James Lankford, senador por Oklahoma, denunció la venta ilegal de órganos de niños abortados, una mafia que funciona aparentemente desde hace 10 años, y que aún no hay claridad para qué y quién trafica con ellos. Las redes sociales hicieron lío mientras los medios de comunicación, a excepción de El Colombiano, hicieron silencio.

Toma de consciencia                   

Particularmente, en estos días, viví momentos muy impactantes que arrancaron de mí varias lágrimas, mi presencia en aquel lugar, donde se promovió la Campaña, me hizo consciente de una aterradora situación que se vive en el barrio Teusaquillo, donde se encuentran 81 centros de aborto entre clandestinos y legales que funcionan como IPS, sin contar los que hay en el resto de Bogotá y el País. Me enteré que por cada aborto que realicen legalmente, ellos reciben un subsidio de $1.000.000 por parte del Estado y saber que nuestro País está ubicado en el primer lugar con más centros de aborto en el mundo.

Una de las conferencistas, que por cierto no es colombiana, explicaba que es muy grave el momento porque en Colombia se ha dicho, en el ámbito jurídico, que el aborto es un derecho fundamental de la mujer. Nuestro País lo acepta hasta finalizar el embarazo para niñas menores de edad. Se tiene un caso de un aborto legal de 8 meses de embarazo. Para realizarlo, no se necesita denuncia, solo un certificado médico. En este sentido, llama la atención que se obliga a todos los colegios públicos a hacer promoción de sexo libre y seguro lo que en cifras ha disparado en niñas, a partir de los 10 años, el embarazo.

Según se informa, en la página web de Profamilia, “es una asociación privada, la más grande a nivel nacional y la segunda en el mundo frente al tema de salud sexual y reproductiva”, financiada en gran parte con recursos del Estado a través de convenios y contratos que realizan entidades estatales con ella. Desde hace 50 años nació con una misión específica: proteger la familia, ya que indica en ella: “con nuestra labor garantizamos la protección de niños, gente joven y población vulnerable”, se menciona a su vez en ésta, contradictoriamente, que: Una institución no puede utilizar la objeción de conciencia como política interna para negarse a practicar la interrupción o aborto, ni obligar a su personal médico a declararse objetor de conciencia, tiene la obligación de hacer el procedimiento con el fin de proteger los derechos de la mujer. En ningún caso la objeción de conciencia puede convertirse en excusa para negar la prestación del servicio.

Es increíble cómo, al conocer esta página, el centro de su propuesta de familia se basa en la defensa del aborto, métodos anticonceptivos, educación a nivel nacional acerca de los derechos sexuales: “el embarazo es una decisión”, y los convenios con centros pro-abortos entre otros, como si trabajar en pro de la familia fuera dirigirla a su completa negación y ruina.

La objeción de conciencia es un tema muy delicado porque ésta se reprime, situación que nos han llevado a ser ejemplo en otros países que buscan seguir nuestro camino hacia la condena de la vida. Lamentablemente es una degradación de la misión que esta grabada en su nombre pro-familia y más aún, lo que sí se puede concluir, es el gran negocio que se ha desencadenado con tan agresiva y dolorosa práctica.

Me conmovió y admiré conocer cómo algunos hospitales de fe católica, entre ellos el Hospital San Ignacio, se han resistido y han sido coherentes con sus principios cristianos. El papa Juan Pablo II en el año 1995 cuando escribió Evangelium Vitae se refería también a la situación, en particular, de la medicina, “que por su vocación está ordenada a la defensa y cuidado de la vida humana, se presta cada vez más en algunos de sus sectores a realizar estos actos contra la persona, deformando así su rostro, contradiciéndose a sí misma y degradando la dignidad de quienes la ejercen”. En éste orden, hay un oscurecimiento de la conciencia, donde le cuesta cada vez más, al hombre, distinguir entre el bien y el mal en lo que se refiere al valor fundamental de la vida.

Motivos de esperanza

Sin embargo, nos encontramos con casos valientes como el de tres funcionarios públicos que se arriesgaron a denunciar: “La anticoncepción oral de emergencia es abortiva (la píldora del día después); las campañas educativas sobre derechos sexuales y reproductivos son campañas masivas de promoción del aborto; los centros médicos podrían objetar conciencia de manera colectiva para no practicar abortos legales en Colombia. Sin embargo, ellos se quedan solos porque la mayoría nos quedamos callados y nos hacemos cómplices. Entonces sucedió lo siguiente: “La Corte les recordó, con base en lo establecido por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que frente al derecho a la información en materia reproductiva, el Estado está sometido a la obligación de transparencia activa es decir, de producir y proveer la mayor cantidad de información veraz que permita el ejercicio efectivo de los derechos sexuales y reproductivos. Esta obligación es más relevante aún tomando en cuenta las limitaciones que enfrentan las mujeres para acceder a esta información de manera completa, confiable y oportuna”. Fueron obligados a rectificar en público, pero en realidad eso es lo de menos, porque para el cristiano es una certeza que el Señor Jesús no nos mostró con su vida que todo era fácil y perfecto, todo lo contrario, nos enseñó que la vida eterna se alcanza en la cruz, y ese estado no es para los cobardes.

¿Estamos frente a una cultura de la muerte?

El aborto agrava el dolor de muchas mujeres que ahora llevan consigo profundas heridas físicas y espirituales después de haber cedido a las presiones de una cultura secular que devalúa el don de Dios, de la sexualidad y el derecho a la vida del niño por nacer, dijo el papa Francisco. Avalando una cultura donde todo se mide de acuerdo a la eficiencia económica, consumismo desordenado, belleza y goce de la vida física, se están justificando atentados contra la vida en nombre de los derechos de la libertad individual, con absoluta impunidad y bajo la autorización y respaldo económico del Estado. Situación que desde hace 9 años ya se vive, legalmente, en Colombia.

Fue así como en mayo del año en curso, para el día de la madre, en un periódico del Congreso, ambitojuridico.com, escribió Mónica Roa bajo el título: “El día de la madre y el aniversario del aborto”: El 10 de mayo pasado conmemoramos, al mismo tiempo, el día de la madre y los nueve años de la sentencia que reconoció el aborto como derecho de las mujeres y las niñas en Colombia. ¡Qué mejor manera de celebrar el día de la madre que reconociéndoles que no pierden sus derechos por el hecho de estar embarazadas y que son sujetos de derecho antes que máquinas reproductivas!”. Hace énfasis además en el marco del debate de la Corte Interamericana de Derechos Humanos retomando que “el derecho a la vida desde la concepción no es absoluto, sino incremental, y solo se protege de manera plena en el momento del nacimiento”.  Resolución que no es un tratado de la Corte sino la sentencia del caso Artavia para Costa Rica.

Lo cierto es que otro de los golazos que nos han metido frente a la legalización del aborto es que debió haber sido una decisión del Poder Legislativo, que es la rama del poder público que el pueblo ha elegido por voto popular. Sin embargo, irregularmente, en Colombia, la ley que lo legalizó en 8 casos que se resumen en tres, fue aprobada por el Poder Judicial; es decir, cinco personas decidiendo el destino y la reestructuración de las bases morales de todo una población de casi 48 millones de habitantes. La Corte Constitucional ha venido dando golpes de estado porque se ha atribuido poderes constituyentes que no tiene, pues es solo un poder constituido que debe vigilar que la Constitución se preserve y no cambiarla, como ha venido sucediendo.

La abogada hondureña y docente en leyes en EEUU, Ligia de Jesús, decía que estamos representados por un gobierno absolutamente liberal. Y éste ha sido elegido por voto popular en su mayoría, por nosotros mismos; un País con unas condiciones ideales para que cualquier organización que esté interesada en introducir una mentalidad en contra de la vida y la familia, fomentada en el placer y en busca de intereses personales de poder y de tener, invierta, presione y triunfe aquí. Es por lo mismo que el delegado de Colombia ante la OEA, que actualmente es el presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, es Humberto Antonio Sierra Porto, quien redactó la ley de aborto en el año 2006, siendo en su momento magistrado de la Corte Constitucional de Colombia.

Entre las misiones de la ONU y la OEA, está resolver problemas de pobreza, degradación ambiental, crecimiento demográfico, desigualdad hombre-mujer, abusos contra derechos humanos. Desaparecen la verdad, la moralidad, la caridad, la gratuidad, la identidad, etc.; “superar la diferencia”, todo es cuestión de elección. El lema que se promueve es sexo cuando yo lo deseo,  embarazo cuando yo lo decido.

Hay millones de dólares a nivel mundial respaldando causas pro-aborto. Una denuncia del Diario Vaticano en el 2010 explica que varias iniciativas de la ONU para los jóvenes están orientadas a la promoción del acceso universal a los servicios de salud sexual y reproductiva, lenguaje que como es sabido hace referencia a la anticoncepción y al aborto, así como a la promoción de una educación sexual desenvuelta. No se citan los términos "hijo" o "padres". En esta ausencia se ve una concepción radical de autonomía juvenil, que busca romper todos los lazos entre padres e hijos y, por tanto, golpear el corazón de la familia no ayuda a los jóvenes.

En nuestro País es más fácil hacer un aborto que destruir un gramo de cocaína incautada. La eutanasia ya está reglamentada. Todo lo anterior, bajo la premisa que activistas pro-aborto, poco a poco, han ido introduciendo y se va haciendo muy natural en el contexto social: “Dejar que la persona decida sobre su propia vida, sobre lo bueno y lo malo, sobre el sentido de su existencia”.

Se comprende entonces que dicha mentalidad ha permeado todos los círculos de nuestra sociedad, es una línea muy delgada que ha alcanzado y trastocado las entrañas de las costumbres morales y cristianas de las familias. El abogado Andrés Balcázar González, reflexionaba sobre cómo “no se concibe una mentalidad anticonceptiva frente a un no al aborto”, revelando, una vez más, cómo se nos ha ido oscureciendo la conciencia y decía, _ una persona, no se puede oponer al matrimonio homosexual pero estar de acuerdo con los métodos anticonceptivos. En el año 1991: la familia precedía y legitimaba al Estado. En el 2007: la familia es un concepto maleable.

Y me preguntaba ¿cómo han logrado ganar tanto terreno? Pues bien, hace unos años el Estado obligó a todas las instituciones públicas y privadas a implementar en la educación, temas sobre formación sexual y reproductiva, con la “buena y sana” intención de prevenir los embarazos a corta edad. Todos los padres inocentemente caímos en la trampa. Con los años el resultado fue que se disparó la tasa de embarazos a temprana edad y por ende, también los abortos; nuestros niños dejaron de serlo porque a los 8 años ya sabían lo que nosotros aprendíamos a los 15, con la diferencia enorme que ellos no tienen herramientas ni madurez para discernir las consecuencias de sus actos; por lo mismo la opción es cortar el “problema” recurriendo al aborto y en muchos casos respaldados no solo por el Estado sino también secundados o presionados por sus padres. En la curiosidad de probar, como lo hace un niño cuando quiere reconocer un juguete, se llegó al hastío, generando con el tiempo serios problemas psicológicos, insatisfacción y desesperanza al descubrirse tan jóvenes y sin la posibilidad de sentir el auténtico amor; un cuerpo marcado por miles de heridas invisibles y un corazón envejecido y sumido en la desesperanza. De acuerdo a esto, en el contexto socio-cultural: Colombia está en un envejecimiento de la población, estamos siendo testigos de un “muro anti-vida que se levanta” como lo mencionó Luis Fernando Fernández.

Hay también, una clara introducción del término ideología de género que es: yo defino si soy hombre o mujer. Cartillas promovidas en las escuelas que instan a los niños a involucrarse en relaciones sexuales de todo tipo. Estas han hecho daño y hay mucha confusión en ellos. Se obliga a hablar y promocionar en los centros educativos y de salud, todo lo relacionado a "salud reproductiva" que incluye la consejería sobre sexualidad, embarazo, anticonceptivos, aborto, infertilidad, infecciones y enfermedades". La promoción del homosexualismo entre las "varias formas de familia", frase que fue introducida en el vocabulario de la ONU, se ha ido entremezclando como parte del vocabulario actual.

¿Nos sentimos representados acaso?

De cara a este doloroso panorama me preguntaba si Colombia, aparentemente, es un país mayoritariamente católico,  ¿dónde estamos?, ¿qué nos ha pasado?, ¿es tanta la ignorancia o más bien es la indiferencia?. ¿Nos representa acaso este gobierno “liberal” a la mayoría de los colombianos? ¿Me pregunto si los políticos actuales encarnan la mentalidad de la mayoría de nosotros?. ¿A quién seguiremos eligiendo? Se vota por programas pero no reconociendo quién hay detrás de ellos.

Como mamá, hoy creo que la mayor herencia que puedo dejar a mis hijos es el amor de Dios, mientras que quizás, años atrás, pensaba más bien en que era la formación académica, en que tuvieran posibilidades de recorrer el mundo, de ser muy competentes; a través de los años pude comprender que esto si bien es importante de nada sirve en un mundo que cada vez, es más egoísta y se autodestruye.

La vida misma no se puede convertir en meros cálculos matemáticos porque terminaremos rodeados de dinero pero en la más profunda soledad y sin sentido de la vida. Si no hay valores morales que se defiendan con la palabra, para comenzar, quien puede creer y confiar que a un político le interese ayudar al bienestar de todos, en especial a la población más pobre y vulnerable.

¿De qué nos sirven las hermosas estructuras si el corazón nuestro cada vez está más enfermo? ¿Cómo es posible que cristianos sigamos eligiendo personas que están de acuerdo con el aborto y la legalización de la droga, conociendo las implicaciones funestas que esto conlleva para nuestros hijos? Pero bueno, hoy es el momento de hacer un alto en el camino porque como nos recordó Julia Regina de Cardenal, de El Salvador, retomando la frase Aunque la mentira avanza la verdad siempre la alcanza, esta realidad de hoynos anima a trabajar como si todo depende de nosotros y rezar como si todo depende de Dios y nos interpela diciendo: “lo único necesario para el triunfo del mal es que los buenos no hagan nada”. Edmund Burke.

Próximamente espere la segunda parte de este informe especial.

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