La diócesis de Engativá despide a monseñor Héctor Gutiérrez y da la bienvenida a monseñor Francisco Nieto

El Catolicismo hace eco a una reciente publicación de la Conferencia Episcopal sobre monseñor Gutiérrez:

“La comunicación es un virus que llevo en la sangre”, monseñor Gutiérrez

Luego de 12 años de servicio en la diócesis de Engativá y de 28 como obispo de la Iglesia Católica, monseñor Héctor Gutiérrez Pabón se retira de su ejercicio activo como jerarca de esta jurisdicción eclesial, para convertirse en obispo emérito y darle paso a monseñor Francisco Antonio Nieto Súa, quién de ahora en adelante asumirá la tarea de dirigir la quinta jurisdicción más grande del pais.

Monseñor Gutiérrez Pabón manifiesta que fueron 12 años de una experiencia lindísima en Engativá: "ha sido un tiempo de trabajo intenso, nosotros desde el momento en que llegamos a este lugar, en unión con todo el presbiterio y con muchos laicos que se unieron al proyecto, iniciamos unos procesos importantes".

Dentro de los proyectos se encuentra el plan pastoral "construyamos la ciudad de la misericordia", teniendo como base la parábola del buen samaritano y la situación por la que actualmente atraviesa Bogotá y el cual busca reducir los índices de violencia en la jurisdicción.

En segundo lugar, se ha fortalecido la unidad de toda la comunidad diocesana, de los 100 sacerdotes que atienden las 64 parroquias que conforman la jurisdicción eclesial.

Por otro lado, el prelado destacó en su tarea la construcción del seminario San Lorenzo diácono mártir, en honor a la parroquia más antigua de la diócesis y con el fin de educar a los aspirantes al sacerdocio como petición especial del Papa San Juan Pablo II.

Monseñor Gutiérrez Pabón no sólo dedicó parte de sus 28 años como obispo a la diócesis de Engativá, también trabajo como obispo auxiliar en Cali, a la sombra del cardenal Pedro Rubiano Sáenz, quien según monseñor Gutiérrez, fue su maestro enseñándole la importancia de ejercer un obispado.

En la ciudad de Cali vivió el terror del narcotráfico y de la presencia subversiva que por esa época azotaba la ciudad.

Posterior a Cali, sirvió en diócesis de Chiquinquirá, la experiencia más bonita de su carrera, según lo explicó el prelado. Allí sirvió como mediador para buscar la paz del occidente del departamento de Boyacá, pues era la época de la guerra entre los esmeraldero de la región.

De Chiquinquirá pasó a la jurisdicción eclesial de Engativá, donde finaliza su tarea como jerarca obteniendo ahora el título de obispo emérito, pues monseñor Gutiérrez se retira de su ejercicio episcopal para darse un merecido descanso.

Pero detrás de la mitra y el solideo, se encuentra un hombre que ha ejercido su ministerio con el apoyo de la comunicación social, pues el sacerdote "debe ser un buen comunicador social", por esta razón estuvo mucho tiempo apoyando la comunicación de la Iglesia en Colombia.

En su trabajo como comunicador social impulsó el trabajo de las emisoras comunitarias mejorando la manera de hacer radio desde la voz de las comunidades y apoyando la creación de canales de televisión para la Iglesia.

"Ahora que me retiro de este ejercicio episcopal, no quiere decir que me haga a un lado de las comunicaciones porque ese es un virus que llevo en el corazón y en la sangre", afirmó el jerarca.

Por último impulsó a aquellos sacerdotes que algún día esperan ejercer el episcopado para que afiancen sus conocimientos: "hay que aprender a hablar bien, a cantar bien y a pensar en lo que el corazón le dicta a cada uno".

Ahora monseñor Gutiérrez Pabón se tomará unos meses de descanso, sin alejarse de lo que gusta y lleva en la sangre, la comunicación para predicar la palabra de Dios.