Día de los fieles difuntos

Muy pronto esta tradición se extendió a otros monasterios benedictinos, por ejemplo, en el año 1048 la diócesis de Lieja fue la primera en adoptar esta celebración y de ahí pasó rápidamente a Milán durante el siglo XII, hasta que se convirtió en una celebración católica que llegó a muchos rincones del mundo y donde se mezcló con algunas tradiciones paganas similares que a su vez fortalecieron y dieron forma a la celebración actual de los Fieles Difuntos.

La base teológica de la fiesta es la doctrina de que las almas  que al salir del cuerpo no están perfectamente limpias depecados veniales o no han reparado totalmente las transgresiones de su vida mundana, son privadas de la visión beatífica, y que los creyentes en la tierra pueden ayudarles con lasoraciones. La tradición de asistir al cementerio para rezar por las almas de quienes ya abandonaron este mundo, está acompañada de un profundo sentimiento de devoción, en el que se tiene la convicción de que el ser querido que se marchó  pasará a una mejor vida. Las devociones practicadas alrededor del mundo tienen el mismo fin pero dependen de la cultura que las propicia.

En Francia la gente de todos los rangos y credos decora los sepulcros de sus muertos en la Fête des morts. Por estos días, franceses y españoles, honran a los difuntos con una serie de celebraciones que incluyen desde comida popular hasta largas visitas a los cementerios.

En el centro y sur de México y en América Central esta celebración se combinó con elementos de indigenismo y del sincretismo originando la celebración del día de muertos, distinta de las otras naciones católicas. Esta fiesta incluye por tradición un altar de muertos que consiste en una serie de adornos florales acompañados de la comida favorita del difunto; además de fotografías y otros detalles. El 1 y 2 de noviembre son dos días bien diferenciados en las festividades. El 1 es el día en que regresan las almas de los niños y el 2 las almas de los adultos. Para ambos días los pueblos y ciudades preparan una serie de objetos que forman parte del ritual de todos los noviembres.


En las zonas andinas de Sudamérica, especialmente en Ecuador, Perú y Bolivia, la costumbre es preparar e intercambiar entre familiares y amigos las guaguas de pan para consumir con la colada morada que en algunas áreas rurales son también ofrendas principales en los cementerios.

Aunque el rito varía entre las comunidades, en algunas, la noche anterior al 2 de noviembre los indígenas llegan a los cementerios para arreglar las tumbas para compartir el día con sus muertos.

En familia, rezan y conversan como si los muertos estuvieran presentes y esperan consejos de ellos. Sobre las tumbas extienden grandes manteles donde colocan el cucayo.

El llanto es pasajero, pues la mayor parte del tiempo los campesinos recuerdan lo mejor de sus seres queridos fallecidos y hablan con ellos.

Ec 12: 6,7 “Acuérdate de tu Creador ahora que aún no se ha roto el cordón de plata ni se ha hecho pedazos la olla de oro; ahora que aún no se ha roto el cántaro a la orilla de la fuente ni se ha hecho pedazos la polea del pozo. Después de eso el polvo volverá a la tierra, como antes fue, y el espíritu volverá a Dios, que es quien lo dio.”